21 nov 2010

Sensaciones

Claude Monet





Imaginemos un tren, antiguo, de los que corren a vaga velocidad mientras un escaparate de verdes paisajes va pasando ante los ojos de los tranquilos viajeros.
Imaginemos, entonces, un viejo tren, no muy lujosos pero si cálido y acogedor.
No sabemos cuál es su destino ni de dónde ha partido. Esa información nos ha sido velada, quizá, porque alguno de los personajes de este relato quiere mantener ese detalle en secreto, o simplemente, sea irrelevante.
Elegimos un vagón, por ejemplo, el número ocho, y entramos en él sólo con pensarlo, pues en realidad, no estamos allí, nadie puede vernos, somos etéreos.
Aparecemos en un angosto pasillo, tenuemente iluminado por una luz cálida de color pastel, y nos damos cuenta de que estamos al lado de una mujer pulcramente vestida. Nos está mirando, pero sin vernos, pues no somos más que una barrera invisible para ella.
La mujer, de unos treinta años, se apresura a refugiarse en su compartimento, y nos damos cuenta de que alguna preocupación que desconocemos, parece adueñarse de ella.
Decidimos seguirla, ya que nos intriga su actitud, y sus pasos nos llevan al compartimento 3 B, un pequeño habitáculo cuidadosamente decorado. En él encontramos una estrecha cama, un asiento de madera y la entrada a un baño que no podemos ver porque la puerta está cerrada.
La mujer se sienta en la cama con el ceño fruncido. Se muerde el labio inferior y suspira cansadamente.
Nosotros nos sentamos a su lado. Parece tan preocupada que nos apena el no poder consolarla, pero no podemos hacer nada más que observar, así que suspiramos con ella y nos mantenemos atentos a sus reacciones.
De repente, la mujer se levanta y sale de nuevo del compartimento, cerrando el cerrojo a su paso y respirando apresuradamente.
Nos quedamos un rato quietos, sin saber qué hacer, pero transcurridos unos minutos sin que ocurra nada, decidimos levantarnos para salir también del compartimento. Sin embargo, algo nos detiene… Algo que no habíamos visto antes, nos hace quedarnos allí, inmóviles.
Advertimos que debajo de la cama hay una especie de bulto negro que sobresale levemente.
No sabemos por qué, nos parece que aquella forma nos oculta algo importante…
Despacio, pero sin detenernos, nos acercamos al borde de la cama y nos ponemos de rodillas. Nos asomamos a la oscuridad y vemos que el bulto negro tiene el tamaño y la forma de una persona…
Lo primero que pensamos es que nuestra imaginación nos juega una mala pasada, pero… ¿y si no es así?
Entonces, la mujer entra de nuevo en el compartimento, cierra la puerta tras de sí y se queda apoyada en ella, mientras un brote de lágrimas empieza a cubrirle los ojos claros.
Pensamos si esta delicada mujer sería capaz de tener un cuerpo escondido debajo de la cama. Pensamos si el bulto negro puede tratarse realmente de una persona. A lo mejor solo es equipaje… Y si es así, ¿por qué llora?
Nunca sabremos qué ocurre en el compartimento 3 B del vagón número 8, pues el personaje de este relato, no quiere desvelarnos su secreto. Tan solo podemos quedarnos con una sensación de desasosiego que nos llevará a construir nuestro propio final.
Pero la mujer, que es el personaje principal de esta historia, ha cometido un error. Ella no quiere que sepamos nada, sin embargo, nos ha dejado una pista sin darse cuenta…
Al lado de la cama, sobre una mesita de noche, reposan dos billetes de tren picados, lo que nos indica que la mujer no viaja sola…

23 comentarios:

Patricia dijo...

un relato atrapante!!!!
un beso grande, que disfrutes de una excelente semana, querida amiga!

Marcos Callau dijo...

Muy bueno, Sivlia, muy bueno. Tu relato parece sacado de una película de Hitchcock. Estupenda ambientación tipo "The 39 steps" y estupendo misterio mantenido hasta el final. Lo que no sabremos nunca es cómo sucedió. Tu forma de narrarlo ha sido muy cinematográfica.

Pluma Roja dijo...

(risas) muy bueno Silvia, tanto sufrir para no llegar a nada. ¡Dios mío! que buena imaginación la tuya.

Besos.

Te informo que en el mes de diciembre me ausentaré por casi todo el mes y parte de enero, estaré pendiente de vuestras publicaciones para ver si en algún momento entro a comentaros, si no, de todos modos los leeré. Te dejo un fuerte abrazo. Aún haré una entrada más. Besos.

Silvia Meishi dijo...

Gracias Patricia. Te deseo lo mismo.

Un abrazo

Silvia Meishi dijo...

Amigo Marcos, gracias por tus palabras. He querido hacer una especie de experimento, sin saber muy bien cómo iba a quedar. Me alegra que te haya gustado.

Un abrazo

Silvia Meishi dijo...

Pluma, amiga, je, je, je. La sensación con la que se queda uno después de leerlo es, quizás, de frustación al no llegar a ningún final. Os lo dejo a vosotros.
Espero que vuelvas pronto, estaré pediente.

Un abrazo

Francis G. Vergara dijo...

¡Me he quedado sin uñas!
Un texto de una gran calidad literaria, mantiene el interés hasta el final, dejando que nuestra imaginación vuele.

Un abrazo

Silvia Meishi dijo...

Muchas gracias, me alegra ver que el efecto ha sido el esperado.

Un abrazo

Victoria dijo...

Hola Silvia que buena narradora eres. El suspense hasta el final Saludos cariñosos

Silvia Meishi dijo...

Gracias Victoria. Encantada de que te haya gustado.

Un abrazo

Javier Muñiz dijo...

Hola Silvia, que grande Monet...mi pintor preferido,un lujo leer tus entradas...enorme placer....pasa buena tarde, gracias, besos.

Las Gemelas del Sur dijo...

Sería un placer que continuaras la historia, con ese buen hacer de tus letras. Por mucha imaginación que tengamos nos tienes en vilo.

Besos a pares.

Silvia Meishi dijo...

Don vito, encantada de tenerte por aquí.

Un abrazo

Fiaris dijo...

¡buenisimo!!!cariños

privado dijo...

Creo que el comienzo del cuento es muy bueno aunque espero no se trate de asesinatos o algo asi. yo prefiero imaginarme que esa mujer lleva a un ser querido de vuelta a casa, aún cuando ya esta muerto. como una canción de México:
"..si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí.."

Silvia Meishi dijo...

Privado, el final que has pensado es estupendo, y como el desenlace os lo he dejado a vosotros, bien puedes aplicárselo. El final es el que vosotros imaginéis.
Preciosa la letra de la canción.

Un abrazo

Ernesto. dijo...

Más que frustración por ese final, que no creo que sea el caso, lo que queda es la sensación de, como dice Victoria, buena narradora.

Un abrazo.

Silvia Meishi dijo...

Hola Ernesto:

Gracias por tu visita y por dejarme estas amables palabras.

Un abrazo

MAJECARMU dijo...

Silvia,me parece muy bueno el relato,que dejas en nuestras manos para que le demos un final...
También pienso que, la mujer encubre a un ser querido,que huye de la policia y ha de esconderse en algunas estaciones hasta llegar a su destino...Ese viejo tren nos habla de mucho tiempo atrás.
Nos muestras el misterio en bandeja de plata,amiga.
Mi abrazo grande.
M.Jesús

Silvia Meishi dijo...

Hola María Jesús:

Tu final es perfectamente posible y bastante interesante. Me encanta que os animéis a describir uno.
Gracias por tus palabras, amiga.

Un fuerte abrazo

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Un relato original, con una prosa excitante y que arrastra a leer hasta el final y deja abierta la imaginación del que te lee...un abrazo desde azpeitia....enhorabuena

lanochedemedianoche dijo...

Buenísimo, este relato tan bien elaborado, angelical como si flotaran esos seres por el pasillo junto a la mujer que pérdida no puede contener su llanto, las imágenes muy poéticas, me encanto.

Besos

Silvia Meishi dijo...

Me encanta que te haya gustado, la verdad es que no sabía muy bien cómo iba a quedar...

Un fuerte abrazo